La evolución del pan va de la mano de la evolución del hombre. Su origen se remonta a la época del Neolítico, cuando por casualidad dejaron en agua cereales triturados y al tiempo observaron que se habían convertido en una masa comestible.
Actualmente la oferta de panes es extensísima. Ya ha pasado la época cuando estuvieron, incluso, de moda las baguettes. Ahora, que ya nos hemos cansado de productos sin sabor, es tiempo de volver a la esencia y recuperar antiguos sabores y maneras de elaborar los productos. Su elaboración es mucho más fácil de lo que podemos pensar. Entonces, qué mejor que fabricar nosotros mismos nuestro pan casero con levadura fresca.
¿Qué es la levadura fresca?
La levadura son hongos vegetales que consiguen que la masa crezca. En el mercado la encontramos fresca y seca. La levadura seca procede de la fresca, tras un proceso de secado, por lo que siempre fresca es más pura.
Siempre, si hacemos fermentación en frio, es necesario usar levadura fresca. Un punto a favor de la levadura seca es que se conserva mucho más tiempo.
Ingredientes para realizar pan casero con levadura fresca
- 1 kilo de harina
- 50 gramos de levadura fresca
- 2 vasos de agua
- 1 cucharada de sal
Se pueden usar otros, como huevos o aceite, pero ésta es una receta básica que luego podrás modificar a tu gusto.
En cuanto al recipiente donde lo prepararemos, lo ideal es una olla de hierro colado que se pueda poner en el horno. Veamos cómo se prepara este alimento, ideal para acompañar nuestros quesos y embutidos preferidos.
Proceso de elaboración del pan casero con levadura fresca
Es muy sencillo. En primer lugar templaremos el agua y la mezclaremos con la levadura.
A continuación, poco a poco, iremos añadiremos medio kilo de harina a medida que amasamos para que se mezcle bien. Cuando haya quedado una masa homogénea añadiremos la sal y dejaremos reposar 10 minutos.
Transcurridos estos, seguiremos añadiendo, también muy poco a poco, la harina restante. Amasaremos hasta que tengamos una masa perfecta. La masa estará lista cuando sea elástica y lisa, sin grumos. Es necesario hacer una pausa aquí y hablar del amasado del pan.
El amasado, la parte más importante en la elaboración del pan
Es fundamental trabajar bien la masa y respetar los tiempos de reposo. Con el amasado conseguimos que la masa resultante sea capaz de soportar la tensión que se crea en el horneado cuando se expande. Hay dos tipos de amasado:
Amasado manual
Sentiremos la masa en las manos y la trabajaremos bien. Es una tarea laboriosa pero se logran panes exquisitos con todos sus nutrientes.
Amasado con máquina
Con la amasadora ahorramos tiempo y logramos una masa cohesionada y homogénea, pero es fácil perder la calidad del resultado final.
En cuanto a las técnicas de amasado, con el amasado duro se aplasta la masa, la estiramos suavemente y la doblamos sobre si mima. Seguimos repitiendo este proceso continuamente. El amasado francés se hace con las manos húmedas, y no es necesario añadir aceite, si es el caso. Por último con el amasado Lepard se turnan los periodos de reposo de unos diez minutos con amasados breves de torno los 15 segundos.
Una vez tengamos la masa perfecta y le hayamos dado la forma que queramos, dejaremos reposar hasta que duplique su volumen. Pueden pasar más de dos horas.
Hecho esto, precalentaremos el horno y hornearemos a 180 grados. Sí que el pan tenga algún dibujo, es momento de pasarle el cuchillo suavemente para dibujarle las formas.
Introduciremos en el horno, en un recipiente con tapa, 40 minutos. Transcurrido este tiempo, quitaremos la tapa, bajaremos la potencia de calor a 150 grados y dejaremos 40 minutos más.
Ya solo queda probar el riquísimo pan casero con levadura fresca resultante, ideal tanto con salados y dulces como solo, con buen vino. Si os ha quedado un pan delicioso y necesitáis estar a la altura en los acompañantes, en AVI Selection puedes encontrar los mejores productos artesanos del Alto Aragón. Estamos comprometidos con la mejor calidad.