Se puede comer tierno o esperar a que se endurezca. Se puede conservar varios meses en despensa fresca y seca. Si se mantiene en el frigorífico es recomendable sacarlo un rato antes de que se vaya a consumir para disfrutar de todo su sabor.

El fuet artesano se suele servir a rodajas, de corte generoso, en torno a los 5 milímetros, y si se acompaña de unas olivitas verdes o negras, hará las delicias de grandes y pequeños.

Una duda está presente en muchas personas en relación al fuet, ¿Se come la piel? No hay consenso en el tema, pero la mayoría de expertos concuerdan en que si es de tripa natural, como son todos los productos artesanales pirenaicos, se puede comer, otra cosa ya es que te guste o no. Algunos recalcan que en el caso del fuet, precisamente, la piel forma parte de su sabor.