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La torteta es un alimento típico altoaragonés, especialmente de la zona de Graus y Huesca, elaborado a base de sangre de cerdo, pan rallado, harina y manteca.
Las tortetas blancas, más dulces, sustituyen la sangre por manteca de cerdo. También pueden llevar, según la receta, otros condimentos como anís, huevo, azúcar, ralladura de limón, especias… Todo ello se amasa hasta que queda perfectamente mezclado y se hacen unas bolitas, que se aplanan y se agujerean en el centro. El resultado se asemeja al de una rosquilla.
Posteriormente, se cubren de agua en una olla, se hierven y, cuando salen a la superficie, se retiran y se dejan secar.
Por sus ingredientes vemos que es un plato contundente típico de invierno.
El atractivo visual de las tortetas, en forma de rosquilla, aúna belleza y funcionalidad. Vamos a contaros el por qué de la forma tradicional de la torteta, cuyo típico agujero central no se debe a motivos estéticos, sino a algo puramente práctico. Este alimento milenario tiene forma de rueda por motivos de utilidad, para permitir su manipulación, ya que, cuando la torteta está hirviendo en agua y hay que sacarla, se evita así la utilización de tenedores o pinzas que le dejarían marcas innecesarias. De este modo se coge fácilmente con el palo de una cuchara, por ejemplo.
