El queso es uno de los ingredientes más deliciosos que se puede presentar a la mesa. Pero hay tantas variedades que, muchas veces, lo difícil es elegir cuál es la clase adecuada o saber con qué acompañarlo para realzar su sabor. Una buena tabla de quesos tendrá éxito si sabemos cómo presentarla y con qué acompañarla y maridarla.
El hombre, a lo largo de la historia, ha ideado distintos modos de hacer quesos de diferente sabor y consistencia. Actualmente se producen muchos quesos usando métodos tradicionales, aunque el proceso de elaboración ha experimentado una gran mejora gracias a los avances técnicos.
El queso, cualquiera de ellos, no es más que la materia sólida que resta cuando se le quita el suero a la leche, por presión o cocción. Todos los quesos son de leche, ya sea de vaca, cabra, oveja o incluso burra.
¿Con qué acompañar una tabla de quesos con éxito?
Acompañamientos
La degustación de quesos alcanza otro nivel si se acompaña de algunos productos que redondean la experiencia. Y resulta curioso comprobar cómo el propio queso puede producir sensaciones distintas dependiendo de con qué lo tomamos. Una cuidada selección de acompañamientos puede completar la comida o cena y dejarnos totalmente satisfechos.
Por eso merece la pena invertir en elementos de buena calidad y no recurrir a cualquier galleta salada dudosa, o los cacahuetes rancios que tenemos abiertos en la despensa. Ya que hemos montado nuestra tabla con mimo, vamos a emparejar el queso con productos a su altura.
- Selección de panes. Buen pan y buen queso hacen un matrimonio de excepción, ¿por qué no montar una “tabla” de panes variados paralela? Aquí también podemos jugar, pero lo mínimo es incluir una variedad blanca rústica de miga aromática, elástica y corteza crujiente, y un buen centeno, con su miga jugosa y algo ácida. Si podemos añadir algún pan multicereales, con semillas y otro con frutos secos como nueces y pasas, será un éxito seguro. Por supuesto, artesanos y con preferiblemente de masa madre.
- Panes y galletas crujientes. El contraste crujiente de picos, regañás, rosquillas, crackers y demás variantes es muy agradecido con los quesos. Una buena idea es incluir algún producto más neutro y otros con harinas diferentes, especias y semillas.
- Mermeladas y compotas. Mejor si son caseras, o mermeladas artesanales y de buena calidad. Sobre gustos no hay nada escrito pero suelen combinar mejor las mermeladas algo más ácidas, con buena textura y presencia de la fruta original. Frutos del bosque, grosella, frambuesa, mora, cereza negra, pimiento, cebolla o naranja amarga son buenas elecciones.
- Dulce de membrillo y calabaza confitada. No he probado una combinación de estos productos con algún queso que no funcione, y os aseguro que llevo ya muchas catas experimentales a mis espaldas.
- Frutos y frutas secas. Almendras, anacardos, avellanas, pistachos, nueces, orejones de albaricoque, ciruelas pasas, dátiles, higos… Que sean naturales -o tostados, en el caso de los frutos secos-, y lo más frescos que sea posible.
- Fruta fresca. Las mismas frutas frescas en temporada añaden otro matiz muy interesante a la cata, especialmente uvas, arándanos, albaricoques e higos. Una buena idea es jugar con las frutas más dulces y jugosas con las ácidas y crujientes, como la manzana verde y las peras de temporada.
- Aceitunas y encurtidos. Los amantes de pepinillos, cebollitas y demás encontrarán gran placer al combinarlos con los quesos de la tabla.
- Miel y melaza. En pequeñas cantidades, una selección de miel artesanal de calidad pueden ser un contrapunto dulce exquisito. La miel fresca en panal es una delicia.
Maridajes recomendados para una tabla de quesos de éxito
El agua mineral es la mejor bebida para cualquier comida. Además de sana, permite disfrutar de todas las cualidades organolépticas sin enmascararlas, y no hincha el estómago antes de tiempo. Dicho esto, por supuesto que podemos hacer un maridaje al gusto para terminar de coronar la degustación de quesos.
Aquí también entran en juego los gustos personales y el momento de consumo. Por ejemplo, un Oporto o algún otro licor dulce va de maravilla con los quesos de postre. En general los espumosos más ligeros y frescos como el cava son los más recomendables porque limpian el paladar y no enmascaran los sabores.
El vino blanco y la sidra también son un poco comodín y la mejor opción para acompañar quesos más suaves y tiernos. El vino tinto y los blancos fermentados conviene reservarlos para quesos más curados, especialmente los de leche de oveja.
Otros maridajes para explorar son los amontillados, finos y palos cortados, excelentes con quesos de cabra o una torta untuosa y aromática. También podemos experimentar con cervezas, prefiriendo las Pilsner y de trigo para quesos suaves y más lácteos. Los aguardientes y licores de alta graduación se reservan para quesos picantes y azules.
Lo fundamental para no fallar creando nuestra tabla de quesos es invertir en materia prima de buena calidad, no pecar de excesos y respetar sus cualidades para no estropear el sabor. Es mejor apostar por pocas variedades bien presentadas que avasallar con una tabla pretenciosa y mediocre.
¡Te invitamos a descubrir nuestra selección de quesos artesanos!